lunes, 26 de noviembre de 2007

Incredulidad??

pues aqui tenemos mas testimonios reales de las personas quienes estuvieron en esos momentos y vivieron en carne propia estas atrocidades.

Testimonio

Raúl Álvarez Garin, fue líder estudiantil en el 68. El 2 de octubre Raúl estaba en la Plaza de las Tres Culturas enfrente de la Puerta Norte de la Iglesia de Santiago.

El lugar donde yo estaba ubicado en la Plaza de la Tres Culturas, a las 18:10, es muy cerca de donde caen la luces de bengala y desde ese lugar nosotros apreciamos cómo en el tercer piso detienen a los compañeros y aparece un individuo alto, de traje oscuro, que empieza a disparar sobre la plaza.

En ese mismo momento están avanzando los soldados en la dirección de poniente a oriente, en el momento de los disparos ellos están en la mitad de la ruinas que se encuentran entre la parte final de la plaza y la calle del Eje Central.

La reacción en la plaza, -la más significativa-, es que la gente, cuando empiezan todos los disparos, corre hacia el edificio Chihuahua intentando proteger a los compañeros y gritando "El Consejo, el consejo..." como llamando la atención para ayudar a los compañeros del Consejo General de Huelga para que no fueran a ser detenidos.

Pero esta masa que se mueve hacia el edificio Chihuahua, unos cuantos segundos después es rechazada y se percibe un movimiento como una ola que avanza y retrocede y entonces ya son generalizados los disparos y la gente en su mayoría empieza a desplazarse hacia el norte y nosotros por el costado norte de la iglesia de Santiago.

Solamente logramos avanzar hasta dar la vuelta y quedar en las fachadas orientales de la iglesia de Santiago cuando nos detienen con disparos de ametralladora por encima de nosotros.

Torturas

Ese es el testimonio directo. Eso duró dos horas y media. Después de eso me detuvieron y estuve dos años y siete meses en la cárcel de Lecumberri. En esa época cuando nos preguntaban si habíamos sido torturados, muchos respondíamos que no porque era otra idea la que estaba detrás de estas preguntas.


Después de eso me detuvieron y estuve dos años y siete meses en la cárcel de Lecumberri


Digamos que, técnicamente, todos los interrogatorios y las formas como se desarrollan las detenciones en Tlatelolco, estrictamente son bajo presiones excesivas: Golpes y amenazas y bastante más, porque es un grupo de gente que es detenida con una masacre de por medio, entonces, técnicamente, todos son interrogatorios bajo tortura.

Se respondía que no porque el hecho de que una persona admitiera que había sido torturada era como un reconocimiento a que había declarado de manera favorable a las versiones de las autoridades, entonces mucha gente respondía que no, que no, que no había sido torturada. Entonces prácticamente eran interrogatorios bajo presiones excesivas o tortura.

Testimonios

Si hay un procedimiento jurídico correcto no tenemos ninguna dificultad en probar todo lo que hemos señalado porque hay decenas o centenas o quizá hasta miles de testimonios de todo lo sucedido en Tlatelolco.


Lo que hemos dicho es que Tlatelolco es un crimen de Estado, que es un genocidio y se cometieron delitos de lesa humanidad


Estas cuestiones, además, han sido señaladas por nosotros desde el momento de las detenciones, en las primeras declaraciones de prensa, en las primeras declaraciones en los procesos judiciales de la época -que fueron una farsa, una ridiculez- hay suficientes elementos de prueba.

Y si se abren los archivos oficiales que estamos reclamando, todavía más, porque ahí tienen que estar una serie de evidencias documentales de los elementos principales de la acusación que nosotros hemos levantado.

Lo que hemos dicho es que Tlatelolco es un crimen de Estado, que es un genocidio y se cometieron delitos de lesa humanidad y todo eso se puede demostrar con absoluto cuidado

Testimonio

David Roura era estudiante de Secundaria en 1968. Presenció en 1971 la represión contra un movimiento estudiantil en San Cosme. Estuvo encarcelado por su artículos en contra del gobierno, los cuales fueron publicados en la revista ¿Por qué?

El 68 fue un parte-aguas para mi generación, nosotros agredimos nuestro tiempo, ese tiempo donde la sociedad estaba muy reprimida y nos atrevimos a salir a las calles, nos atrevimos a cantar y a decir lo que queríamos.

Somos una generación tal vez lisiada, tocada por el 68, todos los compañeros con los que me relaciono, me conocen como una persona del 68. Yo era muy joven, sin embargo estuvimos en el 68 y luego estuvimos en el 71.


Somos una generación tal vez lisiada, tocada por el 68, todos los compañeros con los que me relaciono, me conocen como una persona del 68


Nosotros aprendimos el lenguaje del poder, es el poder de los mitos de este país, este país que se mueve en mitos, en mentiras y nosotros siempre salimos con la verdad y ésta es una de las verdades que se tienen que esclarecer, no es el afán de venganza, es que se reconozca que fue un crimen de Estado, perfectamente planeado, un genocidio. Y que no se pueda volver a repetir.

Nosotros fuimos perseguidos, correteados, nuestros compañeros fueron torturados, unos en unos años otros en otros; este es el poder de un sistema político que ha usado la violencia siempre para reprimir cualquier manifestación democrática, en diferentes tiempos, es el poder absoluto. Cualquier cosa que se les salga de sus controles, lo reprimen y ¿Con qué? Con la mano del ejército.

Rencor profundo

Lo que siento es rencor, un rencor a los que nos mentían, a lo que nos pasaba la televisión. Era increíble. Salíamos a la calle y veíamos, por ejemplo, el día en que con una bazuca militar tomaron la Preparatoria Número 3, los compañeros estaban apostados detrás de la puerta y con el bazucaso tumbaron la puerta. Ese fue un acto violento, un acto brutal y todos nosotros, cuando regresamos a nuestras casas, decíamos: Ahora si tiene que decir algo la prensa, las noticias. Y no había nada.

Este es un rencor, sí, pero un rencor que ha sido alimentado desde el otro lado, tanto los compañeros masacrados el 2 de octubre, como los compañeros masacrados el diez de junio, donde a mi me tocó vivir la balacera -yo soy sobreviviente de los actos sanguinarios del ex presidente Luis Echeverría el 10 de junio-, el sistema siempre ha sido muy exacto para golpearnos.


Sí, ellos han alimentado nuestro rencor. Cuando tratábamos de manifestarnos de alguna forma, siempre nos reprimían


Sí, ellos han alimentado nuestro rencor. Cuando tratábamos de manifestarnos de alguna forma, siempre nos reprimían. No podemos perdonarlos porque nos han golpeado a donde quiera que hemos estado.

Se trata de llevar un juicio penal; ese juicio lo tenemos que conducir con mucho tacto, pero el juicio político, el juicio popular, el juicio del desprestigio a Gustavo Díaz Ordaz, a los que se hayan muerto, a toda esa calaña de tipejos que han estado ostentando el poder y sirviendo a los que detentan el poder... ¿Hasta cuando será suficiente?: Hasta cuando los veamos, como dice Neruda, juzgados en esa plaza.

Juzgados por lo más mínimo, por el juicio popular, por el juicio histórico, cuando ellos nos tengan que dar la cara, cuando los condenemos. Y los vamos a condenar no con la violencia que ellos nos condenaron, los vamos a condenar con los rostros de nuestros compañeros, con las manos crispadas de nuestros compañeros que han estado presos. Conocerán el dolor del que ha estado preso, con la rabia contenida les vamos a decir: Ustedes son culpables.

que puede haber mas real, que los testimonios de los que estuvieron ahi y nos comparten un poco de esos recuerdos que marcaron sus vidas.

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